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Cierra la sala de teatro Saltimbanquis

Así lo anunció su responsable Carlos Vicentín. «Con mucha tristeza, queremos hacer pública la decisión de cerrar las puertas. Ha sido un año difícil y esta situación es insostenible», escribió en las redes sociales.

Carlos Vicentín junto a sus alumnos del grupo Rojo de adultos, en la muestra del 2019.

Saltimbanquis es un espacio cultural, ubicado en calle Feliciano 546, donde desde hace casi 20 años, se dictaban talleres de teatro para niños, adolescentes y adultos.

En las redes sociales, Vicentín dijo: “Saltimbanquis se despide… Con mucha tristeza, queremos hacer pública la decisión de cerrar las puertas. Ha sido un año difícil y esta situación es insostenible”.

Luego agregó: “Desde esta virtualidad, queremos mandar un millón de abrazos para quienes asisten a nuestros talleres y confían en este tipo de construcciones-aprendizajes, a nuestros alumnes y padres. Gracias siempre”.

“También queremos agradecer el apoyo, los mensajes de aliento, y aportes voluntarios que durante este tiempo se transformaron en un verdadero gesto de empatía. Gracias eternas a esa comunidad hermosa que hemos construido conjuntamente: nos sostienen y nos llenan el alma. Gracias a quienes se entusiasmaron a hacer las propuestas virtuales y locuras. (Cada tanto, compartiremos alguna de pura nostalgia)”.

Más adelante, Vicentín se refirió a los inicios de este espacio. “Creamos Saltimbanquis hace casi dos décadas, y desde los inicios, construimos este espacio desde la autogestión y de manera totalmente independiente, creyendo en nuestra prepotencia de trabajo, apostando a la creatividad y sobre todo, a la potencia enorme de compartir nuestra forma de entender el teatro”.

“Más allá de la buena voluntad, en este contexto de aislamiento y pandemia, nos resulta imposible sostener un espacio sin trabajar y generar ingresos, estos 5 meses se han vuelto muy cuesta arriba y genera profunda angustia no poder mantenerse. Quienes asisten a nuestras clases saben que trabajamos bien desde el abrazo, el contacto, desde lo corporal, contando con la presencia y experimentación colectiva. Aún si se habilitan las actividades y cumpliendo con los protocolos, es muy difícil de desarrollar la tarea de acuerdo a nuestra filosofía. Hemos sondeado con compañeros docentes de otras localidades que han vuelto a las clases, y confirman nuestras sospechas acerca de inconstancias, mermas, miedos, inviabilidad, etc. En definitiva, muchos aspectos que atentan contra nuestras maneras de entender los procesos pedagógicos en esta rama artística”.

En relación a la decisión de cerrar las puertas, expresó: “Hoy sentimos que es necesario terminar con esta incertidumbre para enfocar con claridad y mutar hacia energías positivas. Hemos estado evaluando con el resto de los talleristas, y creemos que es lo más sano y conveniente”.

“No sabemos de qué nos vamos a disfrazar ahora, cuál será el personaje en que nos transformaremos para obtener ingresos, ya algo improvisaremos. No es una decisión caprichosa, más bien dolorosa. Siempre nos manejamos optando por lo que nos parece más adecuado para los asistentes, garantizando el disfrute de la actividad que realizamos. Deseamos enormemente que este cierre no sea una despedida, sino solo hacer una pausa para tomar impulso. Volveremos cuando podamos. Y seremos teatro”, se despidió Carlos Vicentín.

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