Colaboración | Angelina Uzín Olleros (*)
Durante los meses de abril y mayo del año 1989 Alcira Argumedo dictó un seminario en la Facultad de Ciencias de la Educación de la UNER en la ciudad de Paraná, que se denominó «Las matrices del pensamiento teórico-político en el debate actual», años antes, en 1984 publicó su libro Los laberintos de la crisis. América Latina: poder transnacional y comunicaciones, editado por Punto Sur. Ambos acontecimientos abrieron un campo de conocimiento fundamental en un país que hacía poco tiempo había transitado por la dictadura cívico militar y que estaba por ingresar a un modelo neoliberal y neoconservador durante la década de los años 90.
Aquel seminario comenzó con la definición de “paradigma” que había caracterizado el epistemólogo Thomas Kuhn como una “matriz disciplinar” y que al mismo tiempo esos paradigmas, en el caso de las ciencias, eran “inconmensurables” entre sí. Difícil de explicar y de dar cuenta en este Sur que un modelo político conservador pueda ser liberal en economía, porque el debate se abría acerca de las ciencias sociales bajo el paraguas de las naturales. Inconmensurable quiere decir que dos paradigmas contrarios no pueden sintetizarse en uno solo, son incomunicables sus conceptos y categorías; pero Kuhn tomaba como ejemplo la Física donde la de Aristóteles y la de Newton eran efectivamente inconmensurables, no podían coexistir.
No era casual el objetivo de Argumedo de plantear en esos años las dificultades que se avecinaban con la privatización de servicios públicos y la apertura de importaciones. En ese año ella era Directora del Instituto Latinoamericano de Estudios Transnacionales (ILET) y era profesora en la Facultad de Sociología de la UBA, su preocupación estaba centrada en la problemática de la comunicación y la información como derechos inalienables; en una publicación del Centro Editor de América Latina que reunía a varios autores en torno a Educación y Derechos Humanos. Una discusión interdisciplinaria, sostenía “El derecho de las naciones a defender la soberanía en las comunicaciones y la información ha llegado a su punto crítico en la nueva etapa de cambios que se están produciendo en las civilizaciones, entre tanto, las posibilidades aportadas por las nuevas tecnologías ligadas con el complejo teleinformático -informática, microelectrónica y telecomunicaciones- están generando un real salto cualitativo de rapidez y alcance de las misiones internacionales, y mientras ello sucede la información continúa siendo un recurso estratégico de incalculable valor para el desarrollo y la afirmación de la soberanía de las naciones en términos militares, políticos, económicos, sociales y culturales”.
Su preocupación siempre fue la de conservar y defender la soberanía, en este caso, la de lograr una creciente democratización de la información y las comunicaciones. Lo primero que privatizó el gobierno de Carlos Menem en julio de 1989 fue, precisamente, las comunicaciones bajo el argumento que el estado era ineficiente y que privatizar los servicios, empezando por la telefonía, iba a lograr una mayor eficacia en ese plexo de útiles en un “paradigma” donde los derechos fueron reemplazados por mercancías.
NUEVAMENTE EN PARANÁ
En 1992 Alcira Argumedo vino nuevamente a Paraná invitada por el Centro de Estudios Latinoamericanos “Simón Bolívar”, que funcionaba en el Instituto Superior del Profesorado precisamente para hablar de Bolívar, año en el que se conmemoraban los 500 años del Descubrimiento de América por parte de los europeos; por ese tiempo publicaba su libro, emblemático, Los silencios y las voces en América Latina. Notas sobre el pensamiento nacional y popular, publicado por ediciones del Pensamiento Nacional y años después por Colihue. Al comienzo de ese texto Argumedo plantea la cuestión del “nosotros” latinoamericano y las dificultades del reconocimiento del otro como semejante en medio de una heterogeneidad que ha dado paso más a la discriminación que a la integración. “Tierra de dolor y de esperanzas, de desorbitadas fusiones genéticas, poca duda cabe acerca de la heterogénea composición de una identidad latinoamericana propia de estos territorios, unificados originalmente en el proceso traumático de la conquista y la colonización”.
Alcira Argumedo regresó más de una vez a Paraná, su trayectoria intelectual, académica, política fue como ella: honesta, coherente, habitada por fuertes convicciones, sin traicionar su pasado que combinó la teoría y la acción en una praxis digna del legado al que ella se reconocía deudora. El Doctorado en Ciencias Sociales de la UNER la invitó hace unos años para disertar sobre su programa en defensa nuevamente de la soberanía nacional, la pertenencia al campo nacional y popular, la problemática ambiental que se ha visto afectada significativamente en las primeras décadas del siglo XXI.
Con ella se va una generación que ha dado al país una muestra de la necesidad de la política por sobre la toma de la decisiones en materia de salud, educación, vivienda, medioambiente, por citar algunas; dejando un ejemplo de lucidez ética y práctica en un mundo globalizado por las “nuevas comunicaciones” que alientan la retirada de la política en un enjambre digital que confunde y vende mentira por verdad.
El mejor homenaje para esta valiente referente de lo mejor de nuestra cultura política es el de leer sus libros, ver sus producciones junto a Pino Solanas en la trilogía de documentales Memorias del saqueo (2004), La dignidad de los nadie (2005), Argentina Latente (2007), asimismo escuchar sus participaciones en la Cámara de Diputados de la Nación y entrevistas que se encuentran en la web. Tener en cuenta lo que Alcira dijo: “Internarse en las sendas de la memoria es algo que conmociona, que nos hace preguntarnos sobre las infinitas combinaciones de azares cuyas redes entrelazan las vidas personales con las historias sociales”.
BIOGRAFÍA
Alcira Susana Argumedo (1940-2021) era profesora de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires e investigadora del CONICET. Además ha dictado cursos de Posgrado y Doctorado en diversas Universidades del país y en México. Ha sido diputada nacional electa por la ciudad de Buenos Aires en las elecciones legislativas de 2009 por el movimiento Proyecto Sur. Militante peronista, fue integrante de las Cátedras Nacionales en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires entre 1968 y 1974 y Secretaria de Cultura de la Provincia de Buenos Aires en 1973/74. Estuvo exiliada durante la dictadura en México desde 1978 hasta 1983 y allí trabajó en el Instituto Latinoamericano de Estudios Trasnacionales (ILET) y fue asesora de los representantes latinoamericanos Gabriel García Márquez y Juan Somavía en el debate de UNESCO sobre el Nuevo Orden Mundial de la Información y las Comunicaciones. En 1993, participó en la creación del Frente Grande, junto al cineasta Pino Solanas. En 2007 contribuyó en la creación de Proyecto Sur, movimiento con el cual obtuvo su banca en la Cámara de Diputados en las elecciones de 2009. Desde el año 2005 integró el Consejo Directivo -ad honorem- del IEM (Instituto Espacio para la Memoria).
(*): Docente e investigadora.
Los comentarios están cerrados.