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Decretan la intervención federal de los organismos de seguridad

La Policía Militar logró desalojar y recuperar los edificios más de cuatro horas después de comenzada la invasión, y la Policía del Senado reportó la detención de 130 personas.

 

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, anunció ayer que decretó la intervención federal a las fuerzas de seguridad en Brasilia tras los ataques que cientos de simpatizantes de su antecesor, Jair Bolsonaro, perpetraron contra las sedes de los tres poderes públicos, en la capital, y advirtió que los «terroristas» que los protagonizaron «pagarán con toda la fuerza de la ley».

«Decreto la intervención federal en el distrito federal, que se limita al área de la seguridad pública, con el objetivo poner fin al grave comprometimiento del orden público», leyó Lula en un mensaje televisado.

 

 

ACTOS DE VIOLENCIA

 

La intervención en Brasilia será hasta el 31 de este mes y su objetivo es poner fin a los actos de violencia en los edificios del poder público.

El mandatario remarcó que hubo un operativo de seguridad defectuoso.

«Creemos que hubo falta de seguridad y quiero decir que todas las personas que hicieron esto serán encontradas y serán punidas», dijo Lula en Araraquara, estado San Pablo, donde estaba de visita por una tragedia de inundaciones.

«Lamentablemente, los que tenían que hacer la seguridad del distrito federal era la policía militar del distrito federal y no lo hizo; hubo una incompetencia, mala voluntad o mala fe, ustedes vieron las imágenes de cómo los acompañaban» a los manifestantes, comentó Lula.

Aseguró que esos uniformados serán «punidos de forma ejemplar» y «no son confiables».

 

NAZIS

 

«Esos vándalos, que podemos llamar de nazis fanáticos, stalinistas fanáticos o mejor fascistas fanáticos, hicieron lo que nunca se hizo en este país», dijo en relación con los atacantes.

Agregó que van a «descubrir quiénes son los financistas de estos vándalos que fueron a Brasilia», además de asegurar que «todos pagarán con la fuerza de la ley este gesto antidemocrático».

El mandatario también comentó que irá a Brasilia a visitar los edificios vandalizados.

 

ASALTO

 

El líder del Partido de los Trabajadores mantuvo previamente una reunión de emergencia con sus ministros para tratar la situación en Brasilia, donde la turba de manifestantes asaltó las sedes del Congreso, el palacio presidencial de Planalto y el Tribunal Supremo Federal para exigir un golpe de Estado.

Lula mantuvo desde Araraquara mantuvo una reunión por videoconferencia con los ministros de Defensa, José Mucio Monteiro; de Justicia, Flavio Dino, y de Relaciones Institucionales, Alexandre Padilha.

Lula e encontraba en esa localidad de San Pablo para comprobar en primera persona los daños causados la semana pasada por las intensas lluvias, que causaron la muerte de seis personas.

El mandatario había convocado a una conferencia de prensa que fue suspendida tras conocerse las informaciones sobre la entrada de los bolsonaristas en la sede del Congreso.

Lula está acompañado de los ministros de Trabajo, Luiz Marinho; de Ciudades, Jader Filho, y de Desarrollo Nacional, Waldez Góes, según la agencia de noticias Europa Press.

 

LOS HECHOS

 

Miles de seguidores del exmandatario de Brasil Jair Bolsonaro, que defienden un golpe de estado para derrocar al presidente Luiz Inácio Lula da Silva, invadieron el Palacio del Planalto, el Congreso Nacional y el Supremo Tribunal Federal (STF, corte suprema), en Brasilia, prácticamente sin resistencia de la policía de la capital federal.

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, en respuesta, determinó la intervención federal en la seguridad de Brasilia, cuyo gobernador, Ibaneis Rocha, es un aliado de Bolsonaro.

Los agresores lograron entrar sin resistencia al Congreso, al Palacio del Planalto y el STF, donde destrozaron muebles y se pasearon destruyendo todo a su paso, ante la mirada pasiva de los policías.

La Policía Militar logró desalojar y recuperar los edificios más de cuatro horas después de comenzada la invasión, y la Policía del Senado reportó la detención de 130 personas, según el diario Folha de Sao Paulo.

Lula, tras calificar de «fascistas» a los manifestantes, determinó la intervención de las fuerzas de seguridad en Brasilia hasta el 31 de este mes, mientras el gobernador Rocha decidió echar a su secretario de Seguridad, Anderson Torres, quien fuera ministro de Justicia de Bolsonaro y se encontraba hoy en Orlando, la misma ciudad donde está el exmandatario.

El ataque a las instituciones en la Plaza de los Tres Poderes fue llevada a cabo por más de 5.000 personas que llegaron en más de 80 ómnibus de todo el país. Estas personas protestaban en todo el país en la puerta de los cuarteles para pedir un golpe, anular la elección de Lula y reponer a Bolsonaro desde noviembre.

El ataque -similar a la invasión del Capitolio en Estados Unidos en 2021 por parte de seguidores de Donald Trump, un aliado de Bolsonaro- fue financiado, según dijo Lula en un discurso, por sectores de la minería ilegal, el agronegocio y los traficantes de madera.

Lula también aseguró que van a tener que pagar también los policías del Distrito Federal que fueron filmados evitando detener a los manifestantes y calificó de «genocida» a Bolsonaro, a quien acusó de estar convocando a desmandes desde hace varios meses.

Lula se encontraba en Araraquara, interior de San Pablo, en una visita prevista en agenda desde el viernes para ver zonas de desastre causados por las lluvias.

El presidente del Partido Liberal de Bolsonaro, Valdemar Costa Neto, aseguró que esta manifestación «no representa al partido ni a Bolsonaro».

Los manifestantes rompieron vidrios, cámaras de seguridad, armarios y despachos en el Planalto y el STF. En la corte fue retirada la puerta del despacho de Alexandre de Moraes, el juez que investiga al bolsonarismo y al presidente por atentar contra la democracia desde 2020. «Este es nuestro mayor trofeo», dijo uno de los ultraderechistas que ingresó a la sede de la corte.

Llegaron en caravanas de todo el país, mientras Bolsonaro se encuentra en Orlando, Estados Unidos, adonde viajó tras abandonar el poder el 29 de diciembre, antes de entregarle el mando a Lula.

«Estos actos antidemocráticos deben sufrir el rigor de la ley», afirmó el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco.

Los manifestantes estaban en las oficinas de los colaboradores de Lula y rompiendo los objetos a su paso dentro del Planalto, según los videos filmados por los golpistas y subidos a sus propias redes sociales.

 

 

Contra Bolsonaro

Lula también responsabilizó a su antecesor, a quien llamó «genocida», y acusó al agronegocio y a las mafias de la minería ilegal de financiar estos movimientos golpistas.

«Él estimuló la invasión a los tres poderes siempre que pudo y eso es responsabilidad de él», dijo Lula sobre Bolsonaro. «El agronegocio posiblemente también estuvo allá», comentó.

 

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