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Ese extrañado fulgor de la fiesta del Día del Estudiante

La celebración del Día del estudiante tiene más de un siglo y, si bien fue cambiando, siempre supuso sana algarabía, puntos de encuentro masivo y organización. En tiempos de crisis sanitaria, repasar estos aspectos se presenta como un asunto clave.

 

 

Rubén I. Bourlot | [email protected]

 

En estos tiempos de epidemias el día de los estudiantes probablemente pase un poco deslucido por las restricciones, pero es un acontecimiento que convoca a los jóvenes para compartir jornadas de jolgorio y distracción más allá de las aulas.

En diversos lugares se celebró con distintas modalidades como los multitudinarios encuentros en el Parque Urquiza de Paraná, las fiestas de las carrozas en Concordia, las quemas de muñecos alegóricos, los encuentros bailables, las elecciones de “reinas” y, como corolario, la Fiesta del Estudiante Secundario en Villaguay que ya lleva medio siglo.

En Entre Ríos el Día del Estudiante se habría oficializado el 13 de septiembre de 1915 cuando, por resolución del Consejo General de Educación, se declaró feriado el 21 de septiembre para que se conmemore el “Día del Estudiante”. La normativa fue una iniciativa del vocal Urquiza y se discutió en la oportunidad si correspondía el asueto para todas las escuelas o sólo para las urbanas, ya que en las de campaña “aumentarán el número crecido de inasistencias que, por las lluvias, la siembra y otras causas tienen cometidas y se resentirán más aún la marcha de la enseñanza”.

Entre los fundamentos esgrimidos por Urquiza, manifestaba que “el Congreso Estudiantil que estableció el Día del Estudiante lo hizo con el propósito de que fuera un día de alegría, de expansión, de regocijo para todo el que estudia sin distingo ni limitaciones de ninguna especie”.

¿A qué congreso se refería Urquiza? Hagamos un poco de historia. En 1902, Salvador Debenedetti, presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires, con tan sólo 18 años, propuso que el 21 de septiembre se celebrase el “Día de los Estudiantes”.

Sarmientina

Debenedetti no eligió ese día por su coincidencia con el inicio de la estación primaveral. Su intención fue rendirle homenaje a Domingo Faustino Sarmiento porque el 21 de septiembre de 1888 fue la fecha en que habían arribado a Buenos Aires los restos del “padre del aula” desde Asunción, Paraguay, donde había muerto el 11 del mismo mes. La idea de a poco se fue imponiendo en su facultad y luego en otras casas de estudio.

En un comienzo, los festejos eran más bien conmemoraciones que se limitaban a la realización de actos en los que los oradores exaltaban el empeño de los alumnos y los jóvenes llevaban una ofrenda floral al monumento de Sarmiento.

Muy pocos años después, en enero de 1908, el Primer Congreso de Estudiantes Sudamericanos reunido en Montevideo estableció esa fecha para celebrar su día. El 21 de septiembre de aquel año, los estudiantes uruguayos tomaron la iniciativa e invitaron a sus pares brasileños a que visiten el Uruguay para agasajarlos. Esto hizo que las celebraciones en nuestra tierra tomaran otro camino y que los alumnos salieran de los claustros para celebrar. Por ejemplo, estudiantes de la ciudad de La Plata invitaban a estudiantes porteños a un paseo por el bosque. Otros salían a dar una vuelta por el delta del Tigre o realizaban obras de teatro. Cada año se organizaban concursos de afiches en los que, por lo general, reflejaban el esfuerzo del estudiante o se caricaturizaba una mesa de examen. También surgieron comparsas estudiantiles en varios puntos del país.

El festejo fue creciendo a medida que pasaba el tiempo. En 1914, un grupo de estudiantes alquiló el Palais de Glace, en Recoleta, para llevar adelante un festival. Otros se dieron cita en el Hotel Savoy, donde les prepararon una comida. Las celebraciones fueron multiplicándose, con tono festivo y ánimo de esparcimiento.

Todo lo relatado corresponde más que nada a estudiantes universitarios y no contamos con información acerca de encuentros estudiantiles en la provincia anteriores a 1915.

En tanto la citada resolución del Concejo General de Educación que consagra el “Día del estudiante” en el orden provincial está referida a escuelas de nivel primario ya que en esa época no tenía jurisdicción sobre establecimientos secundarios ni universitarios.

 

Olímpicos

Un poco más acá en el tiempo, rescatamos una particularidad de las estudiantinas que se realizaban en las décadas del ’60 y ’70 en el departamento Colón, que habían incorporado la organización de olimpiadas deportivas en el Parque Quirós de la ciudad de Colón durante la semana del estudiante.

Además de las clásicas celebraciones, como los bailes en los distintos clubes y la quema del muñeco alegórico en la costanera, el acontecimiento más convocante eran las competencias deportivas que reunía a estudiantes secundarios de las escuelas de Colón, San José y Villa Elisa. Eran auténticas jornadas olímpicas donde estaban presentes una variedad de disciplinas: fútbol, básquetbol, hándbol, pelota al cesto, carrera de postas, de 100 metros, saltos en alto y largo, lanzamiento de disco y jabalina, entre otras.

A lo largo de varios meses los profesores y profesoras de educación física preparaban a los alumnos para las olimpiadas que obraban como muestra final del año lectivo. Y todos participaban, aun lo que no intervenían en los juegos ocupaban las tribunas haciendo de hinchada para alentar a los representantes de su escuela.

 

Para seguir leyendo

– Balmaceda, D., (21 de septiembre de 2019), Por qué celebramos el Día del Estudiante, diario La Nación, Buenos Aires.

– Actas del Consejo General de Educación de Entre Ríos: Vol. 9 – 1815 – 1916, sesión del 13/9/1915.

– Más temas sobre nuestra región en la revista digital Ramos Generales, disponible en http://lasolapaentrerriana.blogspot.com/

 

 

 

 

 

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