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Para aprender a mirar el mundo plural de las infancias

El debate sobre las infancias y las influencias que deben ejercer sobre ellas los sistemas educativos son moneda corriente, aunque muchas veces la tarea es desarrollada sin considerar las distintas dimensiones que confluyen en la problemática. Sobre estos temas EL DIARIO habló con Sandra Vigo, autora de Somos infancias -en plural-. Miradas, prácticas e historias en tiempos diferentes.

 

 

Mónica Borgogno

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El tiempo de receso escolar tal vez sea propicio para reflexionar sobre los vínculos tejidos con los más pequeños, evaluar como adultos lo que solemos valorar de ellos y así encarar una mirada más abierta y plural.

Para colaborar con esta tarea nos puede ser útil el libro “Somos infancias -en plural-. Miradas, prácticas e historias en tiempos diferentes”, material recientemente editado por la Editorial Fundación La Hendija. Su autora es Sandra Vigo, licenciada en Educación, especialista en Neuropotencial del Desarrollo e Inteligencia Infantil.

De la lectura del material se desprenden conceptos que ayudan a reflexionar sobre aspectos clave para la constitución del sujeto y sus posibilidades de sociabilidad. La propia tapa del libro es una invitación a dar vuelta ciertas perspectivas, de modo que los adultos empiecen por poner un énfasis mayor en los intereses y la potencialidad de los niños, antes que alentarlos a que protagonicen una competencia de los deshumanice.

Para conocer en profundidad la propuesta de Vigo, EL DIARIO la entrevistó. Una de las primeras inquietudes estuvo referida a cómo surgió la escritura del libro y cuáles fueron los aprendizajes en torno al vínculo con los niños y niñas que la rodean en su trabajo como educadora.

“Aprendí de los niños a mirar el entorno a través de sus ojos e imaginar respuestas impensadas. Creo que nuestro mundo está generosamente habitado por estas infancias en plural, valientes y maravillosamente diferentes, que se destacan por sus múltiples inteligencias, más allá de cualquier condición o particularidad que intente silenciar sus habilidades y capacidades potenciales. Ser consciente de nuestro propio impacto como educadores al transitar este camino que propone otorgar un nuevo lugar social a las infancias, me llevó a escribir este nuevo libro, distinto, ya desde la portada, donde intento cambiar la perspectiva, vernos con ojos de niños, hacerlos sonreír y disfrutar no solo de su lectura, sino también, emocionarlos con las historias, inquietar sus mentes y corazones ante la información brindada, y atraparlos con un formato no tan habitual que los movilice a través de las propias prácticas a indagar más allá de lo conocido y propuesto”,  prologó Vigo.

Vigo propone enfocarse en las particularidades de cada niño a la hora de diseñar una propuesta educativa.

–¿Cuál es el aporte de este material?

–Somos infancias en plural, es un libro que permite transitarlo e involucrarse a través de los diferentes capítulos que proponen un camino transformador para las infancias, que comunica y comparte un contenido acorde a estos tiempos actuales, complejos y diferentes, destacando la validez y necesidad de cuidar y proteger como sociedad una ecuación clave: Infancias, igual a pluralidad más diversidad.

Es un libro que nos lleva a percibir a las infancias a partir de una multiplicidad de cuestiones, a descubrirlas, a comprender qué es lo que se requiere verdaderamente en esa etapa de la vida.

Diría que es un volumen que conecta ciencia y emoción, desde aportes educativos que “suman” (lo conocido y lo no tanto) a partir de buenas prácticas atravesadas por las emociones de quienes aprenden y de quienes enseñan, para fortalecer aún más nuestra tarea presente.

Perspectivas

–¿Qué se requiere para ejercitar un vínculo más saludable con los más chicos?

–Lo que planteo es una invitación a no quedarnos quietos. Por el contrario, propongo incursionar en otras visiones, descartando adjetivos calificativos absurdos que a veces se pegan como etiquetas fluorescentes en niños y niñas. Se trata, más bien, de valorar a sus increíbles potencialidades dentro de un entretejido de relaciones inter e intrapersonales que necesitan de un entorno de amor, respeto, cuidado y protección.

–La estructura del libro tiene un formato provocador y a la vez novedoso.

–Me propuse de antemano ser su mayor crítico académico, que fuese a mí a quien primero sorprenda, que pueda disfrutarlo y pensar reflexivamente desde su inicio, que me interpele y a la vez, me haga transitar por un camino con una estructura inesperada, que me acompañe en las propias prácticas y despierte emociones positivas al leer un texto sobre Infancias en plural.

Tiene un interior no convencional y fue escrito de manera dialógica, atípica, como si estuviera junto a cada uno de los lectores caminando una ruta con señales que nos sugieren intercambiar ideas y conceptos que trascienden certezas instaladas y que conjugan una variedad de saberes.

Son saberes provenientes de diferentes campos científicos, de prácticas, experiencias e historias surgidas en contextos diversos, provocadores de profundos análisis y cambios.

Sandra Vigo, autora de Somos infancias -en plural-. Miradas, prácticas e historias en tiempos diferentes.

De épocas inciertas

–¿Cómo describirías estos tiempos complejos y actuales en relación con la niñez, las infancias?

–Hablar de infancias en plural en estos tiempos, es dar un nuevo lugar social a las mismas, en un momento controversial, con niños insertos en una sociedad del conocimiento atravesada por transcendentes avances científicos educativos, por una información casi infinita y, a su vez, con una comunicación individualista sustentada en contradicciones e incertidumbres que necesita redescubrir y atender cuidadosamente lo más importante que tenemos como humanidad, la etapa infantil.

El bienestar y la salud emocional actual de los niños se torna cada vez más preocupante por lo que observan, escuchan y sienten mientras se refugian en un mágico mundo de fantasías y sueños. No obstante, una observa que tienen la gran capacidad para enfrentar situaciones difíciles y, a la vez, todo lo que reciban de nosotros, los adultos, incide en su propia imagen y les enseña cómo vincularse con la realidad que los circunda.

Por eso, ante este panorama de desasosiego que estamos viviendo, debemos parar y reflexionar profundamente sobre la forma en que abordaremos ese vínculo con las infancias, tan imprescindible. Lo que nos hace retomar antecedentes, saberes sobre la niñez, cuestionar ciertas prácticas menos didácticas, y avanzar con una mirada sobre lo singular de cada niño y niña dentro de la gran pluralidad explícita que implica esta etapa tan importante de la vida.

Los niños necesitan que los adultos les ayuden a potenciar su creatividad.

–¿Qué miradas requieren estos tiempos modernos?

–Es evidente cuán necesario es repensar a las infancias desde nuevos parámetros, particularmente desde un contexto social actual, donde cada vez más, los niños y las niñas presentan, mientras crecen, complejidades y desafíos ciertamente difíciles de gestionar por un mundo adulto que no termina de encontrar el rumbo esperado.

Reconsiderar la evaluación

Sandra Vigo es también Parlamentaria Mundial de Educación, investigadora y asesora de Instituciones Educativas, de ONGs para la niñez con medidas excepcionales de protección judicial, especialista en inclusión socio educativa y Gestión de Instituciones Educativas. En uno de los apartados del libro, la autora propone evaluar sin cinta métrica. EL DIARIO quiso saber de qué se trata esa premisa.

“Todo aquello que podamos implementar desde las prácticas, requiere ser evaluado para saber cómo avanzar. Al tratarse del neurodesarrollo y educación de infancias en plural, es necesario detenerse y repensar la evaluación, particularmente como un instrumento ajeno a toda medición (sumativa y cuantificadora) de resultados que exponen lo deficitario”, señaló.

Luego añadió que “las observaciones, seguimiento e intervenciones que se lleven a cabo en los diversos procesos de aprendizajes infantiles deben ser justamente procesuales, en contexto y aplicadas en el momento oportuno de hacerlo, para poder determinar de esta manera, si hay vulnerabilidad o riesgo sobre el desarrollo infantil y, además, para garantizar la elaboración de aquellas estrategias y recursos que permitan descubrir las potencialidades individuales y colectivas de los niños”. Para la especialista, “las capacidades son específicas de cada persona, se desarrollan, se sustituyen o compensan”.

Para encarar la tarea educadora junto a niños, es importante tener en cuenta que “toda selección de criterios e instrumentos abocados a la observación, seguimiento e intervención precoz, oportuna y adecuada en la etapa infantil, debe coincidir con un modelo evaluativo basado en una valoración pronóstica de las habilidades infantiles e interpretado como un recurso orientativo”, aportó.

Al respecto, agregó que tales instrumentos deben respetar “las características y ritmos de aprendizaje de cada niño y niña, para no anticiparse al desarrollo y despatologizar el diagnóstico, dando valor a esos indicios predecibles en cada niño y niña, vinculados a su potencial e inteligencias, pero desde un enfoque formativo, cualitativo de la evaluación. Lo que se propone es valorar al niño por quien es, por lo que potencialmente se puede convertir y no por ser el mejor”, remató.

Asimismo, en su libro, Sandra Vigo se detiene sobre el concepto de infancias y lo diferencia de niñez. “Invito a un encuentro con significativas infancias que, junto a las familias, la escuela, la comunidad, se entrelazan en una convivencia indispensable que necesita ser cuidadosamente atendida y acompañada por lo que representa dentro de la evolución misma de la humanidad”, dijo, antes de indicar que “estoy convencida de que, cuanto más bibliografía tengamos a nuestro alcance, que movilice nuestra curiosidad e inquietudes, se nos abrirá un panorama impensado para nuestras propias prácticas en la educación infantil. Pues las infancias son un estilo mágico de habitar el mundo”, sostuvo.

Las evaluaciones deben considerar las particularidades de cada persona.

 

 

 

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