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Proyectar las ciudades para llevar una vida más sana

Una planificación adecuada de las ciudades puede ayudar a combatir enfermedades y fomentar la buena salud. Esa convicción movió a una facultad de la UNER a relacionarse con el municipio de Concepción del Uruguay para iniciar un camino participativo que derivará en la reforma del Código Urbano.

 

Mónica Borgogno

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Una experiencia de integración de miradas y objetivos entre un gobierno local y la universidad pública puede ayudar a cambiar la perspectiva desde la que se mira el fenómeno de las ciudades. Es lo que viene sucediendo en Concepción del Uruguay.

El abordaje de los paisajes frágiles que hay que conservar y proteger, el análisis de la estructura productiva, el establecimiento de zonas de control de expansión urbana, la matriz que emerge de las nuevas demandas de viviendas, los puntos o espacios que son parte del patrimonio arquitectónico y las áreas de interés turístico, son algunos ejes ordenadores de la discusión ciudadana que vienen motorizando la Municipalidad y la Facultad de Ciencias de la Salud de la UNER.

Es interesante la articulación porque el discurso dominante en cuanto al análisis y planificación de las ciudades suele ser el arquitectónico. Ahora se suma esta visión, la de la salud, en el convencimiento de que también los espacios que habitamos nos pueden enfermar.

En efecto, las ciudades sostenibles o sustentables son una estructura de abordaje y propuestas que atiende a una diversidad de aspectos, no siempre tenidos en cuenta.

Nadie duda de que renovar las normativas que hacen al desarrollo urbano de una ciudad es una política necesaria que permite ordenar la vida citadina así como controlar su expansión y crecimiento. Llevar adelante ese proceso de pensar colectivamente hacia dónde va un territorio común, de modo participativo, planteando nuevos interrogantes, constituye en sí mismo un desafío y una complejidad, se sabe. Pero a futuro, representa un compromiso vital.

En algunas ciudades, el crecimiento poblacional o las características de los propios habitantes, imponen revisitar y actualizar las normas territoriales. Entre ellas, está Concepción del Uruguay.

Construir ciudades sustentables es también una oportunidad para corregir errores.

Encontrarse

Hace poco, desde la Facultad de Ciencias de la Salud de la UNER se dieron dos instancias en el marco del ciclo “Diálogos CdelU”, con la intención de abonar al debate que se empezó a instalar en dicha localidad. Uno estuvo referido a “Los humedales y la construcción de un paisaje singular uruguayense” y otro, sobre “Infraestructuras territoriales para el desarrollo productivo local y regional”.

Más precisamente desde la cátedra de Reglamento territorial de la mencionada Facultad, se organizaron diversos talleres abiertos a la comunidad, junto a diferentes especialistas, para pensar y diseñar una ciudad sustentable.

Para la Facultad, es importante impulsar estas instancias de construcción de ciudad dado que la disposición territorial y el desarrollo urbano inciden y determinan el proceso de salud-enfermedad de las personas. No es una preocupación menor. No obstante, hay otras perspectivas y razones que se agregan a la del diseño y proyección de la urbanidad.

Para conocer aspectos vinculados a la problemática, EL DIARIO entrevistó a Francisco Sangoy, docente de la Facultad y además, coordinador de Salud Ambiental de Concepción del Uruguay. Desde su área propusieron la realización de dos de aquellos talleres y desde el año pasado vienen trabajando de manera participativa, en una reforma del código de ordenamiento urbano que data de 1999.

“En nuestra ciudad se está dando un proceso de actualización de ese código. Pensamos que el próximo, tiene que tener una perspectiva de sustentabilidad”, comentó Sangoy pero antes, se detuvo en desgranar un término clave. “Creo que está un poco bastardeado el concepto de sustentable, que se vació de contenido. Una ciudad que pretende ser sustentable es la que tiene que poder abastecer las necesidades de sus próximos habitantes de modo que eso no sea negativo en términos de impacto ambiental. O que ese abastecimiento implique hacer extractivismo de recursos de la propia ciudad para satisfacer esas necesidades futuras. Si una ciudad puede ser autosustentable, mucho mejor, para no depender de un sinnúmero de recursos externos”, explicó.

Con ese espíritu, en diversas reuniones que sostienen con la comunidad fueron abordando una variada agenda de temas. Así, el eje ambiental signa una buena parte de los planteos presentes y venideros. “Vivimos en una ciudad donde todavía quedan bosques nativos, tenemos una superficie importante de humedales, una amplia zona de la ciudad considerada ´paisaje frágil´. Y todo código tiene que proteger estos ambientes estratégicos. En ese sentido, empezamos por hacer un inventario de humedales y de gases de efecto invernadero en el marco de la construcción de un plan de acción climático. Esas herramientas, además de la participación ciudadana son insumos duros para definir la norma a corregir o bien, tratar de pensar la ciudad en función de esa información que vamos recolectando”, subrayó Sangoy.

En Concepción del Uruguay actualizan la norma de ordenamiento urbano para conservar los ecosistemas estratégicos.

Diagnósticos

Otro de los ejes, hasta aquí, apunta al uso de los suelos y la expansión urbana. “Muchas ciudades como Concepción del Uruguay -y otras tantas de Argentina y Entre Ríos-, observamos que consumen más suelo de lo que necesitarían sus habitantes. Se da el crecimiento demográfico a un nivel y a la par, el crecimiento de los loteos, supera aquél otro nivel”, especificó el funcionario.

Al ser consultado sobre ese tema en particular, el docente apuntó lo que fue saliendo de los primeros diagnósticos: “Cuando uno ve la expansión urbana en términos de cantidad de nuevos suelos urbanizados o por urbanizar y los disponibles en la ciudad, se aprecia que es bastante superior al crecimiento demográfico. Es decir, se empieza a expandir la mancha urbana -aunque quedan vacantes dentro de la planta urbano. Esa realidad implica que haya que llevar servicios a esos nuevos lugares como cloacas, recolección de residuos, agua, entre otros, que tienen costos altísimos para el Estado”, detalló.

Lo que se hace, indicó, “es un estudio de la expansión territorial para que sea controlada o normada en función de un uso del suelo más sustentable en términos de ciudad. Porque si tengo un loteo a 6 km de la ciudad, eso supone prestar nuevos servicios a esa población, poner una escuela y todo ello trae aparejado un montón de consecuencias energéticas que justamente atentan contra la sustentabilidad”.

Ese tipo de nuevos loteos, en general del sector privado, que suelen verse en cualquier ciudad de mediano porte, no sólo en La Histórica, pueden constituir un gran problema si no se lo atiende o presta atención. En otras ciudades entrerrianas, por caso Oro Verde aquí nomás, el Municipio tiene un Banco de tierras que le permite controlar el mercado inmobiliario y desde allí proyectar la ampliación del casco urbano.

En esa línea, Sangoy destacó ante una consulta de EL DIARIO que “Concepción no tiene todavía un Banco de tierras, pero sí es una apuesta del nuevo código porque sabemos que es un mecanismo para que los municipios tengan un norte hacia dónde diseñar un plan de viviendas sociales, en un lugar estipulado de antemano para tal fin”.

La expansión de las ciudades está atravesada por distintos fenómenos, en los que no falta la especulación, pero tampoco la generación de empleo.

Números

Un total de 200 personas participantes, de todos los sectores representados, se suman a debatir la ciudad de Concepción del Uruguay enun futuro no muy lejano.

En los últimos talleres se juntaron para discutir cuestiones ligadas a densidades óptimas de población, centralidades y periurbanismo, instrumentos de la gestión para normar y regular, entre otros puntos.

Esta modalidad participativa comenzó en diciembre del año pasado a partir de financiamiento del Consejo Federal de Inversiones. La intención es que luego de un año de trabajo, estas ideas de cómo gestionar una ciudad cristalicen en un nuevo código urbano que recupere las temáticas trabajadas. Entre esas líneas prioritarias figuran el abordaje de los paisajes frágiles que hay que conservar y proteger, la estructura productiva, el establecimiento de zonas de control de expansión urbana, el patrimonio arquitectónico y las áreas de interés turístico.

El análisis de la composición de la población actual, no queda ajeno a las mesas de debate: “Tenemos aproximadamente un 8 % de población que son estudiantes universitarios, que condicionan y demandan un determinado tipo de alquiler de vivienda, que compite con lo que requieren las familias”, ilustró.

Origen

Gualeguaychú hace poco genero un código y Villa Libertador San Martín está terminándolo.

La transformación del código en el caso de Concepción del Uruguay, partió del propio intendente, según confió el entrevistado. “Él tomó la decisión de actualizar el código porque estaba quedando viejo y ya había muchos pedidos de excepción al código por parte de desarrolladores, movimientos de protección de recursos naturales y nuevos loteos. Luego de 22 años se hacía necesario renovarlo. Para ciudades intermedias, muy dinámicas, sería saludable estar atentos a una revisión periódica de estas normativas”, señaló.

 

Multiperfil

Una de las preguntas que se le formuló fue cómo definiría a su ciudad y ahí, Sangoy hizo silencio. Luego, dijo que curiosamente “esa fue la primera pregunta que hicimos a la comunidad antes de empezar con los talleres y veíamos que nadie podía contestar de manera rápida o fácil. Ahora siento que soy yo quien no la puede contestar. La verdad es que diría que es una ciudad en la que todo está por hacerse porque es multiperfil, turística, avícola, histórica”, remató.

La ocupación armónica y estratégica del espacio es vital.

La Facultad de Ciencias de la Salud, una aliada

El impacto del crecimiento urbano sobre la salud de la población aparece como innegable. Desde la Facultad de Ciencias de la Salud lo saben y por ello se plegaron a contribuir y pensar una ciudad a futuro.

Si en una localidad el circuito o servicio de transporte público dificulta el acceso al trabajo, la escuela o el centro de salud, por caso, es probable que dicha situación, a corto o largo plazo les acarre a sus habitantes problemas de estrés. Otras enfermedades podrían pensarse, ante la falta de servicios básicos en un loteo no planificado o la falta de controles de residuos domiciliarios, patológicos o industriales.

Así, la Facultad se sumó con el dictado de talleres y en particular, de un seminario “Hacia el desarrollo de ciudades sustentables”, en el que expusieron el arquitecto Roberto Monteverde, especialista en planificación y gestión de ciudades y en el diseño e implementación de sistemas de información para la gestión urbana, además de coordinador del proceso de actualización del Código de Ordenamiento Urbano (COU) de Concepción del Uruguay, y el Mg. Claudio Romero, Licenciado en Biología y Especialista en Gestión de Riesgos Ambientales e integrante del equipo de profesionales que trabajan en la actualización del COU.

Las exposiciones versaron sobre el desarrollo de ciudades sustentables, sus aportes para lograrlo en Concepción del Uruguay, y también se compartieron algunos aspectos del diagnóstico inicial de la ciudad.

El seminario contó con un buen número de asistentes, entre los cuales se encontraron alumnos, docentes de la facultad y otras instituciones, autoridades de la gestión municipal y público en general interesado en la temática.

En Concepción del Uruguay los vecinos e instituciones intermedias participan de los debates sobre la ciudad.

Ciudad sostenible, sí; pero qué es

Los manuales plantean definiciones que son ciertamente inquietantes. No sólo porque las definen como espacios de convivencia no siempre armoniosa y de vínculos complejos.

Entienden, por ejemplo, que son ciudades sostenibles aquellas que logran la plena realización de los derechos de sus habitantes, incluyendo el acceso a la vivienda, el acceso al agua potable y saneamiento, la seguridad alimentaria, la salud, la educación, la infraestructura resiliente, la movilidad y el derecho al ambiente sano, para el desarrollo humano armonioso y respetuoso con la naturaleza que habita e integra.

Así, la ciudad sostenible también es un espacio de pertenencia cultural donde se construyen lazos intra e intergeneracionales. Un territorio donde se logra la igualdad de género y se aseguran condiciones de participación efectivas para las mujeres y acceso a la toma de decisiones en todos los niveles y actividades.

Les gusta agregar a los especialistas que una ciudad sostenible es una ciudad resiliente a los impactos adversos del cambio climático que identifica y reduce las vulnerabilidades de su población e incrementa la capacidad adaptativa, así como gestiona los riesgos de desastre. A su vez, una ciudad que reduce el impacto ambiental de sus actividades y promueve modalidades de consumo y producción sostenibles y acordes con sus propias condiciones territoriales, geográficas, sociales, económicas y culturales.

En este panorama, se debe entender a las ciudades desde una perspectiva sistémica con una interacción dinámica entre el sistema ambiental, social y económico. No existe un tipo ideal de ciudad sostenible uniforme, sino que ésta se conforma según sus características propias de cada región, población y proceso histórico.

De este modo, se trabaja con ciudades de distintas dimensiones y características, incluyendo grandes ciudades, ciudades emergentes, ciudades medianas y pequeñas comunidades. Se procura que las políticas públicas a desarrollar resulten de procesos participativos que atiendan a estas características propias de cada ciudad, poniendo a las personas en el centro de nuestros esfuerzos.

 

 

 

 

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