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“Rumi”, poemas que transmiten y habitan Paraná

La comunicadora social paranaense Rocío Fernández Doval presenta sus poemas en un libro titulado “Rumi”.

EL DIARIO / Guillermina Ferraris

En diálogo con EL DIARIO, profundizó sobre su estrecho vínculo con la escritura, su recorrido con la poesía y la experiencia de producción de “Rumi”.

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Rocío Fernández Doval nació y vive en Paraná. Desde chica forjó un vínculo muy estrecho con la escritura en general: pasó del diario íntimo y las cartas al Fotolog y luego más de grande, se acercó al periodismo narrativo con pretensiones más artísticas. Su experiencia más frecuente, pero no por eso menos intensa, es con la poesía. En esta entrevista nos cuenta acerca de su recorrido y la relación de la escritura con las distintas etapas de su vida, el proceso de creación de “Rumi” y su posterior edición. También consultamos en qué medida y cómo influyen en sus producciones escritas, las experiencias vividas por un lado, y las posibles lecturas que interpelan por el otro.

Además, la autora es licenciada en Comunicación Social de la Facultad de Ciencias de la Educación (UNER) donde se desempeña como docente e integrante del Área de Comunicación Institucional. Escribe en Revista Charco e integra la Cooperativa Antílope.

La presentación del libro, postergada por la emergencia sanitaria, se realizó el viernes pasado a través de las redes sociales de la editorial y de la cooperativa cultural Antílope, con el lanzamiento de una serie de videopoemas, realizados colectivamente por Floriana Lazzaneo, con la música original de la clarinetista y artista sonora Jenny Ramírez Osorio.

La tapa fue ilustrada por Elina Aguilar y homenajea a las casitas de las plazas de Paraná.

 – ¿Cómo empezaste a vincularte con la escritura en general y con la poesía en particular?

– Mi relación vinculada al deseo y el amor por la escritura en general, se remite a mi adolescencia. Escribía diarios, cartas y también por ejemplo algo que recuerdo mucho, que habla de mi generación es el Fotolog -dice entre risas – teníamos uno con mis amigas y yo era la encargada de la parte escrita, ahí ellas me dejaban escribir, experimentar cosas y que delire. Después empecé a estudiar comunicación porque realmente quería dedicarme a escribir, es difícil dedicarse a eso, creo que es el sueño de varios, frustrados como yo – ríe – pero de vez en cuando surgen algunas alegrías, como poder publicar. Empezar a hacer tu espacio donde publicar, o que te publiquen. Eso en cuanto al periodismo, ni bien entré a la carrera y me empecé a acomodar un poquito, ya me di cuenta de que no era lo que me gustaba tanto. No el periodismo del día a día, pero sí la escritura periodística narrativa.

Ahí empieza una conexión con la escritura relacionada a la pretensión artística. En relación a la poesía mi vínculo no empezó hace mucho, pasados los veintitantos, nace como una necesidad, fue algo que surgió así naturalmente. Soy de leer mucha poesía, me encantó siempre, pero no era algo que estuviese en mi rango, en mi órbita, el hecho de sentarme a escribir. Y un día eso se escalonó, había una necesidad de decir algo y empezar a bajarlo. Después empecé a buscar un espacio dónde empezar a compartir lo que escribía, porque uno escribe al menos en mi caso, siento que la escritura tiene mucho de necesidad. De a poco fui escribiendo algunas cosas, las publicaba en redes y después me di cuenta de que quería tener un espacio de contención, para compartir y aprender. Y así llegué al taller de Rocío Lanfranco, Toda persona es poeta. Ahí empezó una exploración mucho más profunda para mí, en relación a la poesía y a conocerme en ese sentido. La verdad es que ha sido todo una exploración el encontrar el tema, descubrir cuál es tu tema. De esa búsqueda, del taller y de cosas que yo ya tenía escritas antes de ir al taller es que nace este libro.

EL PROCESO DE CREACIÓN.

– Contanos un poco del proceso de creación de “Rumi”, ¿cómo surge la idea?

– El proceso de nacimiento del librito tiene como principal responsable a Rocío Lanfranco, que desde el taller siempre nos motivó para que participemos de concursos. Armé un poemario para mandar al Fondo Nacional de las Artes, después eso me quedó y a la vez del taller salieron casi todos los premios del Concurso Provincial de Poesía de Juan L Ortiz, organizado por la Biblioteca Provincial. “Rumi” es el texto que yo mandé a este concurso, por el que gané y es también el que enciende el fueguito y toda posibilidad del libro.

Me contacté con Pablo Felizia (Editorial Ana) que venía de publicar poemas de Rocío y Mariana Bolzan y la propuesta de publicar un poemario vino de la editorial. Es una editorial que tiene un enorme compromiso con los libros, con la literatura y la poesía entrerriana. Además del trabajo y la ocupación diaria de las personas, laburarlo es una militancia, estoy súper feliz de participar del catálogo.

Tuvimos varias charlas, con Pablo y con Ro, nos juntamos a seleccionar los textos, los dimos vuelta, buscamos el relato. También estuvo el proceso de la tapa con Eli Aguilar, una artista visual de acá de Paraná, que fue el trazo de la casita. Primero nos juntamos a hablar de su trabajo, la llamé porque quería que ilustrara y se llevó los textos. Nos juntamos a hablar y el tema en mayor medida, si se puede reducir, tiene mucho que ver con la casa. El paso de la casa de la infancia a la propia casa, a vivir sola. Hablando de cómo representar la casa, surgió la idea de una casita que es muy conocida por todas las personas que viven en Paraná, porque está en la mayoría de las principales plazas de la ciudad. Estamos en la búsqueda de datos históricos más específicos sobre las casitas.

Yo traía desde la infancia, la idea de que las casitas del jardinero o plazero, de la persona que trabaja en la plaza, las hacían así como si fuese un honguito. No es exactamente un honguito, sino que tiene como honguitos alrededor, de hecho en el Rosedal quedan dos o uno y un honguito alrededor de la casa que está pasando los ligustros. Si pasan por ahí fíjense, es una casita con diseño oriental, bien de cuentos, hermosa, como de los enanitos, que enamora. Eli dibujó y estuvimos muy felices de que pasara eso, de poder llegar a una imagen así, que además de sentir que representa el libro, me representa a mí y mi gusto por las casitas de las plazas de Paraná.

– ¿En qué medida y cómo influyen en tu escritura las experiencias vividas por un lado, y las posibles lecturas que te interpelan por otro?

– Lo que reconozco en mi deseo de escritura o mi necesidad, es que hay una cuestión de la vivencia propia sobretodo, como si de alguna manera terminara de elaborar la experiencia cuando la pude escribir. Hay cosas que son del orden del desborde, de lo que te pasa a nivel emocional, sensible o simplemente cosas que no habías visto y de repente te hacés consciente de la existencia de eso. Son impactantes, conmovedoras, te mueven por algo particular en ese momento y ahí sentís la necesidad: ‘tengo que escribir esto’.
Por otro lado estoy segura de que está influenciado por cosas que he leído y por la búsqueda de llegar a la palabra y a la imagen que pueda serle lo más fiel posible a ese sentir.

EL LIBRO.

-¿Con qué nos encontraremos quienes transitemos las páginas de “Rumi”?

 

Son veinte poemas y dos prefacios, y también está el prólogo de Rocío Lanfranco que es muy generoso. Ahí ella dice que en el libro se encuentran “entre otras cosas: el ser y el paisaje, es decir a la madre, al río, a las flores de las casas conocidas y las flores desconocidas de los viajes; al amor y a sus finales, a la soledad, la otredad, la nosotredad». La verdad es que no sé con qué se van a encontrar, sí deseo que se encuentren con una escritura lo más honesta posible, y una lectura que después resuene en algún lado. Ese sería el deseo más profundo.

Cómo conseguirlo

El libro se puede conseguir a través de la web www.anaeditorial.com en formato digital y papel, con envíos a todo el país y entregas a domicilio en Paraná y ciudades cercanas.

 

 

 

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