Más allá del buen arranque, Walter Otta tendrá que seguir afianzando algunos conceptos y la gente tendrá que tener paciencia y creer en que algunos jugadores pueden recuperar su nivel y que esos desconocidos que llegaron, no vinieron por casualidad, sino que fueron elegidos.
Juan Manuel López / [email protected]
Patronato está en un nuevo proceso, una nueva etapa, muy distinta a la que ha vivido en los últimos tiempos y también diferentes a las que conoce del pasado.
Será un año lleno de novedades, jugando una Primera Nacional que es muy diferente a la que jugó allá por el 2015 y además con la chance de la primera experiencia internacional, cuando desde abril comience a disputar la Copa Conmebol Libertadores. Y como si fuera poco, tiene un partido que puede otorgarle una nueva estrella, cuando enfrente a Boca Juniors el primero de marzo por la Supercopa Argentina 2022 en Santiago del Estero. Un año verdaderamente de locos.
El equipo ganó el martes en el debut en la Copa Argentina, la gente acompaño de una manera emotiva y llevó buenas vibras al campo de juego. La comunión que existió entre el público y el elenco de Facundo Sava en su momento, en el primer partido del año, se sintió también. El equipo de Otta contagió y la gente se enganchó de entrada.
Seguramente será un año complicado, con sensaciones que irán cambiando, con rendimientos que irán creciendo y otros que tal vez se pueden llegar a ir dilatando. Pero no hay secretos. Nunca los hubo. Como pasó el año pasado, hay que trabajar y confiar.
El trabajo obviamente tiene que ser del cuerpo técnico y los jugadores (también la comisión directiva para que todo esté lo mejor posible y se pueda trabajar en condiciones a la altura de las circunstancias). Otta tiene una idea de juego bien clara, muy diferente a la aplicó Sava el año pasado. Hay coincidencias, pero en las prioridades son distintos.
El DT tendrá que convencer a sus dirigidos que esto es lo mejor, trabajar para que las coordinaciones funciones, tanto en ataque como en defensa, que el equipo luzca solido como lució Estudiantes de Caseros (dirigido por Otta) y que en ataque logre generar situaciones de gol, como el martes.
Y la confianza pasa más allá de los jugadores, por la gente, que tiene que saber que hay una adaptación, nuevas caras, nuevas ideas y también jugadores que buscan su revancha.
Facundo Altamirano se ganó el corazón de la hinchada de Patrón, pero ya no es más el arquero y ahora tienen que bancar a quienes llegaron con buenos pergaminos y son los que eligieron el club entrerriano para seguir su carrera. Así pasa con el resto de las posiciones y de los jugadores. Se fueron futbolistas que hicieron historia y los que están, también quieren quedar por siempre en la memoria de los Rojinegros.
También está el caso de los jugadores del club que han tenido poco rodaje, que además de la confianza del cuerpo técnico, necesitan el voto de aguante de la gente en la tribuna. Lautaro Geminiani, Lautaro Comas, Juan Barinaga y los otros pibes del club tendrán sus momentos en el equipo y hay que confiar en ellos, en las cosas buenas que pudieron hacer en el pasado y que seguramente con continuidad y confianza volverán a realizar.
El fútbol tiene mucho de lógica, también tiene cosas de fe y de azar. El futbolista rodeado de buenas vibras, con la cabeza puesta en un objetivo y sin palos en las ruedas, muchas veces suele cumplir con los objetivos. El futbol no tiene una receta confirmada del triunfo, pero el mejor camino es el trabajo y la confianza.
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