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Ugarte, entusiasta defensor del programa de la patria grande

El supuesto fallido de que existe preeminencia cultural de ciertos países sobre aquellos que dominan fue desmontado por la obra luminosa del argentino Manuel Ugarte, fallecido en 1951. Emergente de una clase social privilegiada, insistió en la conveniencia de creer en el programa de la patria grande como estrategia para abandonar el carácter subalterno de las realizaciones latinoamericanas.

 

Angelina Uzín Olleros / [email protected]

 

El libro La patria grande, mi campaña hispanoamericana prologado por Jorge Abelardo Ramos, publicado en México en 1990 por Litoarte reúne textos de escritos y conferencias de Manuel Ugarte en los que podemos identificar sus derroteros políticos y aportes literarios. En esos textos Ugarte habló de la “patria grande” y de “nuestra” América, retomando el sueño de José Martí y Simón Bolívar, siendo muy joven en su viaje a los Estados Unidos no se dejó deslumbrar por la civilización del norte en desmedro del sur. Muy por el contrario, su estadía en Norteamérica confirmó su posición de la relación de dependencia que ese país-potencia pretendía instalar en nosotros.

“Sabemos que hay dos Américas y que entre ellas no asoma ningún lazo común. El origen, el idioma y la religión son diferentes. ¿Cómo discutir en conjunto el porvenir de dos países, de dos razas, de dos civilizaciones? Obstinarse en que los Estados Unidos y nuestras repúblicas tienen idéntico destino porque se desarrollan en un mismo Continente, equivaldría a pensar que Francia y Alemania deben seguir una política única porque ambas son naciones europeas.” (El porvenir de nuestra América 1910).

Un párrafo del discurso de Manuel Ugarte en Barcelona el 25 de mayo de 1910, fecha en la que en Argentina se conmemoraba el Centenario dice: “(…) los pueblos tienen que estar siempre a la altura de los conflictos que los cercan. La dificultad debe centuplicar el empuje. Y el peligro que evocamos en este día para romper con los engreimientos prematuros, el peligro que compromete, no sólo el porvenir de la América Española sino el desarrollo de la raza entera, cuyos destinos son solidarios no es un peligro irremediable. En nuestras manos está evitarlo. En el fondo de la democracia existen las energías necesarias para rehacer el porvenir. Yo no he creído nunca que nuestra raza sea menos capaz que las otras. Así como no hay clases superiores y clases inferiores, sino hombres que por su situación pecuniaria han podido instruirse y depurarse y hombres que no han tenido tiempo de pensar en ello, ocupados como están en la ruda lucha por la existencia; no hay tampoco razas superiores ni inferiores, sino grupos que por las circunstancias particulares en que se desenvolvieron han alcanzado mayor volumen, y grupos que, ceñidos por una atmósfera hostil, no han podido sacar a la superficie toda la savia que tienen dentro.”

 

Referencias

Rubén Darío, Unamuno y Baroja le prologan sus primeros libros. Barbuse, director de la revista Monde, lo incluye en el comité editorial junto con Albert Einstein, Máximo Gorki y Upton Sinclair. Autor de treinta libros, la mayoría publicados fuera del país, Manuel Ugarte era un socialista criollo de la generación del 900 que impulsaba la unidad hispanoamericana.

“Actualmente los grandes diarios nos dan, día a día, detalles a menudo insignificantes de lo que pasa en París, Londres o Viena y nos dejan, casi siempre, ignorar las evoluciones del espíritu en Quito, Bogotá o Méjico. Entre una noticia sobre la salud del emperador de Austria y otra sobre la renovación del ministerio del Ecuador, nuestro interés real reside naturalmente en la última. Estamos al cabo de la política europea, pero ignoramos el nombre del presidente de Guatemala.” (El destino de un continente 1923)

Manuel Ugarte denuncia al imperialismo yanqui desde 1901 –por sus intervenciones en América Central y el Caribe– hasta el año de su muerte, por la guerra de Corea.

“Los métodos se han perfeccionado a lo largo de los siglos. El imperialismo se anexaba en las primeras épocas a los habitantes en forma de esclavos. Después se anexó la tierra sin los habitantes. Ahora se aclimata el procedimiento de anexar la riqueza sola, sin la tierra y sin los habitantes, reduciendo al mínimo el desgaste de la fuerza dominadora. Una nación que tiene en sus manos el contralor de la riqueza y el comercio de otro país es, en realidad, dueña de él y de los que en él viven, no sólo en lo que al orden económico se refiere, sino hasta en los asuntos de política interior y exterior, dado que el andamiaje de una patria en la vida moderna reposa sobre las finanzas y son éstas las que regulan sus diversos movimientos.” (La naturaleza del imperialismo. 1923).

La misma mirada

Cuenta Norberto Galasso que en 1946 Manuel Ugarte regresó al país y se sorprendió al recibir el primer reconocimiento de un gobierno argentino: Perón lo hizo embajador en México, y luego en Nicaragua y en Cuba. Un entredicho con la burocracia lo llevó a renunciar al cargo, pero regresó, sin embargo, en noviembre de 1951 para votar por la reelección de Perón y se volvió a Niza, solo y sin recursos económicos. Poco después, el 2 de diciembre de 1951, lo encontraron sin vida –de una manera extraña que hizo sospechar un suicidio– pero los medios de comunicación de la Argentina le dieron escasa importancia al trágico suceso. ¿Para qué preocuparse de un profeta loco –y peligroso– a quien la oligarquía ya le había dado muerte en 1901? Sin embargo, sus ideas -en la línea de nuestros patriotas indoamericanistas- asumen hoy un notable vigor y van por el camino al triunfo.

“Nacido en el seno de una clase que disfruta de todos los privilegios y domina a las demás, me he dado cuenta, en un momento de mi vida, de la guerra social que nos consume, de la injusticia que nos rodea, del crimen colectivo de la clase dominante y he dicho, rompiendo con todo lo que me podía retener: ¡Yo no me mancho las manos! ¡Yo me voy con las víctimas!”: en esta frase Ugarte define y resume su carácter, su espíritu y el motor de su lucha e ideales.

En primera persona

Norberto Galasso ilustra la vida y obra de Manuel B. Ugarte. Fue un escritor, político, periodista y pensador argentino que adhirió muy joven a las ideas socialistas aunque su principal preocupación, al igual que otros escritores latinoamericanos, fue la denuncia de la expansión imperialista norteamericana en la región. La relevancia de sus ideas radica en su propuesta de pensar la cuestión social junto con la cuestión nacional latinoamericana, los dos senderos del pensamiento que fueron esenciales a los movimientos emancipadores del siglo XX. Nació el 27 de febrero de 1875 en cuna de oro. Sus padres eran ricos. La vida de Ugarte penduló entre Europa y América, pero siempre miró el mundo desde la perspectiva de la patria grande indoamericanista. El 3 de diciembre de 1951 encontraron su cuerpo en la casa rodeado de un fuerte escape de gas.

Armar valijas

El ejercicio fue imaginar que en un futuro impreciso sea descubierta una cápsula en el predelta entrerriano. En su interior los jóvenes exploradores podrían hallar libros, objetos singulares, del ayer, en medio de un mundo evanescente y audiovisual. Qué libros expresarían al menos una parte de las memorias, los relatos aquellos que en alguna medida nos toca actualizar, los versos y estrofas del desencanto y la maravilla de estar vivos. Qué materiales no podrían faltar, entonces, si la idea fuera que ayuden a interpretar el cosmos, el mundo y los dilemas de esta época.

 

 

 

 

 

 

 

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