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Un programa cósmico, legado por culturas antiquísimas

El libro “Un mundo ch’ixi es posible. Ensayos sobre un presente en crisis”, de Silvia Rivera Cusicanqui, comparte una cosmovisión que hunde sus raíces en una trama estética de los pueblos originarios. Se funda en una ética de la existencia que, por su riqueza y profundidad, puede sostener un programa actual ante la crítica situación.

 

Angelina Uzín Olleros / [email protected]

 

La formación escolarizada, académica, en diferentes niveles y espacios disciplinares, ha sido impregnada por las voces y los pensamientos europeos, o americanos del norte. Tanto por izquierda como por derecha la trayectoria profesional (salvo honradas ocasiones) instituye un enfoque sobre lo extranjero y lo nativo. Aún hoy, estudiar sociología y antropología requiere poder abordar los estudios y la obra de autores y autoras de otro continente:  el gran desafío está en querer ver las realidades y los mitos de nuestra región, sus memorias ocultas, sus legados olvidados.

“Lo ch’ixi apareció en mi horizonte cognitivo cuando todavía no sabía nombrar lo que había descubierto a través de mis esfuerzos de reflexión y de práctica, cuando decía ‘esa mezcla rara que somos’. Aprendí la palabra ch’ixi en boca del escultor aymara Víctor Zapana, que me explicaba qué animales salen de esas piedras y por qué ellos son animales poderosos. Me dijo entonces ‘ch’ixinakax utxiwa’, es decir, existen, enfáticamente, las entidades ch’ixis, que son poderosas porque son indeterminadas, porque no son blancas ni negras, son las dos cosas a la vez. La serpiente es de arriba y a la vez de abajo; es masculina y femenina; no pertenece ni al cielo ni a la tierra pero habita ambos espacios, como lluvia o como río subterráneo, como rayo o como veta de la mina.”

El libro de Rivera Cusicanqui explora en claves organizadoras del colonialismo interno.

Rivera Cusicanqui relata a lo largo del libro diferentes experiencias de “desencuentro” entre las expresiones artísticas que llevaban adelante desde el grupo Colectiva Ch’ixi creado en 2008 que hacían difícil compatibilizar distancias epistemológicas y culturales entre los países europeos y Bolivia, en particular. La cosmología y la ciencia occidental moderna que crece al amparo del capitalismo, el colonialismo, la revolución industrial, edifica un “cosmos” que ordena los significados y las implicancias de los mismos que desconocen absolutamente y hasta subestiman o estigmatizan las concepciones de los pueblos originarios acerca de la naturaleza, de los seres vivos y las creencias propias de este lado del planeta.

“Es necesario retomar el paradigma epistemológico indígena, una epistemología en la que los seres animados o inanimados son sujetos, tan sujetos como los humanos, aunque sujetos de muy otra naturaleza. Hay algo que distingue a lo indio de lo que no lo es, algo que distingue a la epistemología de los mundos alternos al capitalismo y al antropocentrismo del mundo noratlántico. Tenemos que pensar en una episteme que reconozca la condición de sujeto a lo que comúnmente se llama objetos; ya sea plantas, animales o entidades materiales inconmensurables, como las estrellas.”

 

Puntos de vista

Posicionarse desde este lado del mundo no significa rechazar el constructo científico y artístico de Europa; pero sí nos exige conocer lo que ancestralmente las culturas indígenas han dejado en nuestra historia y memoria precolonial, que hoy se traduce en prácticas micropolíticas de descolonización. Poner en plano de igualdad las procedencias y los orígenes, releer las categorías de análisis desde aquí, desde las lenguas y las costumbres propias de este territorio.

Es importante reconocer que el mestizaje es cultural y simbólico. En este sentido la autora habla de un “colonialismo interno” que se debe desmontar a partir de su reconocimiento; esa otredad que nos habita inconscientemente, en el caso argentino tornarse consciente de que no somos europeos o europeas aunque nuestros bisabuelos lo hayan sido. El hechizo de la modernidad eurocéntrica se supera viviendo en la contradicción apropiándonos de su potencial emancipador. Rivera Cusicanqui toma la potencia metafórica de la lengua aymara para ofrecernos un camino hacia la deconstrucción de la imposición colonial.

 

Tercer color

Lo ch’ixi es un entretejido orgánico de los principios masculino y femenino a la vez; el diccionario aymara-castellano define lo ch’ixi como “gris con manchas menudas que se entreveran”: un gris en que la contradicción del blanco y el negro (lo binario) no se sintetiza ni se fusiona, se habita. A la distancia se puede ver lo ch’ixi como un tercer color, dice Silvia Rivera Cusicanqui, pero si te acercas, esos colores son opuestos, esa es su propuesta política: el “mundo ch’ixi”: que no busca la tranquilidad de lo Uno, sino que trabaja dentro de la contradicción. La autora propone: “Sobre las premisas de una brújula ética y la igualdad de inteligencia y poderes cognitivos podrá tejerse quizás una epistemología ch’ixi de carácter planetario que nos habilitará en nuestras tareas comunes como especie humana, pero a la vez nos enraizará aún más en nuestras comunidades y territorios locales.”

 

En primera persona

Silvia Rivera Cusicanqui (1949) es socióloga y antropóloga boliviana. Su trayectoria se ha formado a la par de la militancia y el compromiso con distintos movimientos. Ha impulsado investigaciones sobre identificación indígena, apelando al reconocimiento de estos pueblos con una perspectiva anticolonial basada en el territorio latinoamericano. A la vez, sus estudios ponen a dialogar la reivindicación de pueblos originarios con el feminismo, analizando el aspecto patriarcal y colonizador, y la relación existente entre los dos fenómenos. Rivera Cusicanqui fundó en 1983 el Taller de Historia Oral Andina (THOA), y es profesora emérita en la Universidad Mayor de San Andrés. Recibió en 1990 la beca Guggenheim y actualmente desarrolla su docencia en El Tambo, espacio en el que realiza actividades junto al Colectivo Ch’ixi. Además, ha escrito reconocidos libros como Oprimidos pero no Derrotados, Sociología de la Imagen: miradas ch’ixi desde la historia andina, entre otros.

 

Armar valijas

Rivera Cusicanqui

El ejercicio fue imaginar que en un futuro impreciso sea descubierta una cápsula en el predelta entrerriano. En su interior los jóvenes exploradores podrían hallar libros, objetos singulares, del ayer, en medio de un mundo evanescente y audiovisual. Qué libros expresarían al menos una parte de las memorias, los relatos aquellos que en alguna medida nos toca actualizar, los versos y estrofas del desencanto y la maravilla de estar vivos. Qué materiales no podrían faltar, entonces, si la idea fuera que ayuden a interpretar el cosmos, el mundo y los dilemas de esta época.

 

 

 

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